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En emergencia, Villarruel buscan un cuarto intermedio para que el Senado no anule los fondos de la SIDE
Victoria Villarruel y Juan Carlos Romero tratan de quebrar al radicalismo en el Senado con la propuesta de un cuarto intermedio después que se apruebe, cerca de la medianoche y por abrumadora mayoría, la ampliación del presupuesto universitario. Aunque desde el entorno de la Vice negaban la jugada, en despachos opositores se quejaron de la maniobra y trataban de desbaratarla al cierre de esta nota.
En esa conquista feroz, además de Romero, trabajaba el correntino Carlos “Camau” Espínola. En La Libertad Avanza (LLA), incluso, reconocían la operación: “es una posibilidad”, decían.
Fuentes parlamentarias revelaron a LPO que la obtención de 39 votos para aprobar con modificaciones el proyecto de Boleta Única envalentonó a sus arquitectos, la Vicepresidenta y el salteño. Entonces, los aliados se lanzaron a la captura de los legisladores de la UCR que se sintieron tentados este miércoles con la chance de realizar una sesión secreta, a pedido de la Casa Rosada.
Como informó LPO, esa estrategia del oficialismo produjo una explosión en el bloque de Eduardo Vischi y el correntino tuvo que someter la definición de sus senadores a votación.
Después que se impusiera de forma rotunda el rechazo a una sesión a puertas cerradas, sin presencia de la prensa, el radicalismo se terminó plegando a la resistencia que habían encabezado José Mayans, Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti cuando escucharon en Labor Parlamentaria la propuesta acordada con Javier Milei en la reunión de Balcarce 50. “Nos quedamos hasta las 2 de la mañana revisando el reglamento y tratando de que cierre el plan de Labor”, admitieron en uno de los despachos a LPO.
La discusión fue tan intensa que el plan de Labor tuvo que aprobarse en recinto y a mano alzada. “Villarruel no quiso firmar el plan de labor porque no se sabía muy bien cómo tenía que hacerse una sesión secreta”, dijeron desde el entorno de un senador libertario.
Los más memoriosos en el Congreso no recuerdan con precisión cuándo fue la última vez que el Senado sesionó en secreto. En los pasillos de la Cámara Alta arriesgaron que hace casi 20 años hubo una referida a la investigación sobre el atentado a la AMIA pero, como no hay registros periodísticos, impera la incertidumbre.
Mientras que el gobierno descontaba que sufriría una derrota aplastante con el presupuesto universitario, expediente en el que estimaba reunir tan solo una decena de votos, Martín Lousteau les expresó su bronca a los que pretendían capturar voluntades entre los radicales. “Dejen esa boludez del cuarto intermedio”, protestó.
La reticencia de un sector de la UCR para prestarse a una sesión secreta o postergar la discusión del DNU estaba vinculada a dos incomodidades. Por un lado, la férrea posición del peronismo contra el decreto, y por otro, al escarnio público de una sociedad que ya repudia a los senadores por los aumentos de sus dietas.
Un radical, de hecho, contó a LPO que los funcionarios del Ejecutivo “están apretando mucho”. En los palcos y en los pasillos, estaban Lisandro Catalán, José Rolandi y María Ibarzábal Murphy, enviados de la Jefatura de Gabinete. “Están apretando a los senadores que ayer dudaban, esperemos que resistan porque nosotros no nos movemos”, enfatizaba el legislador.
Una senadora peronista, por su parte, comentó a LPO que Lousteau y los colegas de su bancada que rechazaron la sesión secreta juraban que aportarían su voto contra el decreto. “Necesitan un gesto de autoridad por la vuelta campana de los diputados en el veto a movilidad jubilatoria”, argumentaba.
Como sea, el gobierno se jugaba entero con ese cuarto intermedio porque Milei se había involucrado con la defensa del decreto de los fondos reservados que firmó para Santiago Caputo. Si el DNU llegara a caer, sería una derrota de proporciones.
Esta nota fue publicada en el portal LaPolíticaOnline. Leer más